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05/10/16
Opinión: Por los caminos del Che Guevara
Este 9 de octubre se cumplen 49 años de su muerte. Una historia con tres hitos fundamentales y lo que me pasó personalmente con el Che. Los verdaderos pasos de Guevara y su lucha se esconden. Por Miguel Palma



 

Como poder describir una historia, que para mí tiene tres hitos fundamentales y perdidos en el tiempo.

Mercedes, año 1967 DC: El primero se remonta a mi adolescencia en Mercedes durante un recreo en el Colegio San Patricio, cuando llega a mis manos un ejemplar de un periódico con la foto en primer plano del rostro del “Che” en su lecho de muerte. Esa foto me quedó grabada en las retinas, aún sin conocerlo.

La Higuera, año 1997 DC: Posteriormente, trabajando en Bolivia, no sé por qué designios del destino, me encontraba en La Higuera cuando descubren el cadáver oculto del “Che” en una fosa común en Vallegrande, al final de la pista de aterrizaje y a unos 70 metros del paredón del cementerio municipal. Ahí estaba yo, sin saber lo que esa excavación escondía, y sin saber que estaba transitando por todas las rutas que el heroico guerrillero había andado y desandado en Bolivia. Haber presenciado ese descubrimiento me causó un enorme impacto y desde ese momento me nació la curiosidad de conocer toda su historia. Pero… ¿qué hacía yo en ese lugar y en ese momento?

Vallegrande, año 2007 DC: Tuvieron que pasar 10 años más para volver al mismo lugar cuando se cumplieron 40 años de su muerte. Ese viaje lo hice acompañado de Franklin Vega, un periodista ecuatoriano y gran amigo, el cual decidió realizar la crónica del viaje, que tenía un solo objetivo: reclamar ante las autoridades bolivianas las pertenencias desaparecidas del  “Che” y de las cuales yo tenía conocimiento de su existencia. Una utopía como tantas…

La Crónica
Año 2007 DC, Bolivia.  Cada bocanada de aire requiere de una pausa. El calor y el polvo hacen que cada inhalación sea un desafío para el cuerpo, lo único que provoca es quedarse tendido en la primera sombra disponible.

El termómetro marca 32° centígrados, la garganta está seca y las piedras del angosto sendero se reconocen en las plantas de los pies. La vegetación seca con sus espinos entrelazados no permite salirse de la sinuosa senda que baja desde el camino que conduce desde La Higuera hasta la Quebrada del Churo, el último sitio en el que Ernesto “Che” Guevara combatió.

Allí una placa marca el lugar en que fue capturado. La señal está junto a la chacra de papas de Santos Aguilar Yufra, un agricultor de la zona, y es cobijada por una higuera con una copa de tres metros de diámetro.

Santos Aguilar tiene 41 años, del guerrillero cubano-argentino solo escuchó hablar cuando fue mayor. Ahora sabe algunos detalles y tiene su propia versión de los hechos de hace más de cuatro décadas, la misma que se nutre con la información que los viajeros que llegan le dejan.

"Llegó aquí a la media noche, se escondió entre los árboles de acá (señala un recodo de la quebrada). Vino para tomar agua, aquí espero hasta el otro día cuando lo capturaron herido y lo llevaron al pueblo".

Un loro verde, el único ave que se divisa en la zona, interrumpe con su áspero grito el relato del campesino. "Lo llevaron amarrado al pueblo, allí lo mataron", culmina. Al final del relato, muestra un cuaderno, cada visitante debe apuntar su nombre, el país de procedencia y el aporte voluntario para el propietario del terreno.

A una hora de camino y 300 metros sobre el nivel del mar más arriba, están las 10 casas que conforman el pueblo de La Higuera. Las construcciones son todas de adobe con techos de teja, solo la escuela (convertida en museo comunitario) y la posta médica cubana son modernas, las otras no han cambiado. Una mano de pintura blanca y el rostro del “Che” son las únicas decoraciones del pueblo donde se detuvo el pasado.

La única calle de La Higuera divide al pueblo en dos. Al occidente está la tienda, un busto de tres metros de alto del “Che”, varias casas y al oriente el museo comunitario donde se vende envasada a 5 bolivianos algo de suelo con la inscripción "Tierra y sangre del Che, La Higuera del Che, Vallegrande –Bolivia". Algunas fotos, dos libros, una revista y la puerta original de la escuela donde mataron al “Che” son los objetos que se exhiben.

Al final del recorrido, hay que llenar el cuaderno con los mismos datos que en la quebrada, solo que el aporte para el museo es de 5 bolivianos por persona. Desde abril a octubre del 2007, se han registrado cerca de 300 personas, la mayoría cubanos, le siguen en número los argentinos, brasileños, italianos, alemanes, japoneses y tres ecuatorianos.

Carla, una atractiva médica cubana, explica que para ellos, este es un lugar de honor y que todos los miembros de la posta médica se turnan para trabajar allí. Relata que pronto declararán a Bolivia sin analfabetos y que sumarán 150.000 las cirugías de cataratas practicadas a bolivianos para que recuperen su vista. Los ejemplos de cooperación entre Cuba y Bolivia se multiplican: 500 bolivianos estudian en universidades cubanas. A ellos les gusta llamarse “El Nuevo Ejército del Che”.

La Higuera está a solo 320 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, la urbe más cosmopolita de Bolivia, sin embargo el trecho se debe hacer en dos días de viaje,  con un descanso en el pueblo de Los Caballeros de Montes Claros de Vallegrande o en su defecto Samaipata a 130 km de Santa Cruz. La carretera está asfaltada hasta la mitad y el resto lastrada. El polvo rojo ingresa por cada espacio abierto, cubre el interior de los autos, y llega a asfixiar a los pocos que se atreven.

El tramo entre Vallegrande y La Higuera tiene 60 kilómetros y recorrerlo demora entre tres y seis horas, todo depende del estado de la vía que asciende por la cordillera con curvas cerradas y barrancos de 200 ó 300 metros de profundidad. En ciertas curvas, las cruces marcan los muertos en accidentes, los taxis (automóviles Toyota Corolla) corren como si estuviesen en un rally, marchan sobre los 60 kilómetros por hora, dejando nubes de polvo que ocultan la carretera.

Las lomas que rodean al río Grande (la zona de los últimos combates del “Che”), marcan un territorio agreste, seco en grado máximo e impenetrable. Avanzar por los senderos de la montaña es en extremo duro por las piedras afiladas, los espinos y lo seco del paraje. Es difícil imaginar el abrirse paso por el bosque seco que domina el paisaje o las pocas manchas de bosques verdes que se mantienen en las quebradas. Guevara y su grupo permanecieron durante los últimos días de su gesta heroica en este paisaje, caminando por las noches, sin equipo, medicinas, ni alimentos.

La carretera es reciente y pasa por pueblos que intentan adherirse a la Ruta del Che como Pucará, que no fueron visitados por los guerrilleros pero que toman el nombre de Guevara para ofrecer caminatas, paseos a caballo, campamentos en la montaña. Allí vive un poblador de apellido Cortés quien afirma haberle regalado un cigarrillo al Che y que forma parte de las visitas obligatorias que los romeriantes del “Che” hacen por estos lugares indomables.

"Es muy poco probable que este poblador de Pucará le haya visto al Che. Analizando los desplazamientos del Che y lo que dice no veo donde se lo encontró…", increpa el Dr. Miguel Palma, un geólogo argentino que hace su propia Ruta del Che, reclamando en cada pueblo las evidencias de la presencia del guerrillero. Agrega que "en Samaipata, la farmacia que asaltaron los compañeros del Che para conseguir medicinas para su asma ahora ya no existe, y en su lugar se ha edificado una casa de familia. El campamento de Ñancahuazu, donde el Che inició sus operaciones en Bolivia está en manos de pobladores locales, y destruido”. La lista de lugares históricos sigue con el río Grande, el vado del yeso, cerro Juncal, río Florida (la calle Florida de Buenos Aires Capital lleva el nombre de este lugar donde se produjo una de las batallas por la independencia), y donde pocos saben que por allí pasó Guevara y a nadie interesa recordarlo.

"La ruta que promocionan es otro intento de lucrar, los verdaderos pasos de Guevara y su lucha se esconden, parece que esa es la meta de los sectores militaristas de Bolivia, que aún siguen reivindicando la victoria sobre la guerrilla foránea", comenta el Dr. Palma mientras enciende un tabaco para aplacar su ansiedad.

El día previo a la celebración de los 40 años de la muerte del Che, el 8 de octubre, el Ejército de Bolivia emitió un comunicado por la prensa en el cual rechazaban los festejos oficiales. El mensaje central era el de conmemorar la victoria sobre una fuerza que intentó invadir Bolivia y que heroicamente fue detenida a tiempo.

Es claro que el “Che” no es una figura para recordar en algunas partes de Bolivia. En el homenaje en el que participó Evo Morales en Vallegrande a 40 años de la muerte del “Che”, y donde se reinauguró el mausoleo, no participó ningún miembro del Ejército. Evo abrió oficialmente el edificio construido en el lugar donde encontraron 30 años después los restos de Guevara y seis guerrilleros más.

Silvia Salinas, funcionaria del Ministerio de Producción y Microempresa de Bolivia, explica que la falta de infraestructura en la zona obedece a la dificultad de coordinar con el alcalde de Vallegrande. "No están con el Gobierno de cambio de Evo y obstaculizan todos los proyectos que se plantean. Lamentablemente debemos contar con el aval de los municipios para asegurar el financiamiento".
Las banderas de la autonomía cruceña (Santa Cruz de La Sierra), verdes y blancas, están pintadas en varias casas de Vallegrande al igual que decenas de “grafitti” contra Evo. Es evidente que Bolivia es aún un gigante fraccionado (estoy hablando del año 2007).

El Hospital del Señor de Malta en Vallegrande guarda otro de los sitios de peregrinación. Se trata de la lavandería donde lavaron y expusieron los restos de Guevara. Hasta allí llegan cientos de personas y le dejan flores (naturales y plásticas) y escriben mensajes alusivos al compromiso y el ejemplo del revolucionario.

Eric Boer, ganadero argentino e hincha del Estudiantes de La Plata, hizo el viaje por tierra desde Córdoba con su hijo y su sobrino. "Venir acá es vital para entender la gesta de Guevara. Se pregunta cómo pudo recorrer esas montañas por 11 meses y combatir casi sin pertrechos ni comida”. El taxista que nos llevo desde Vallegrande a La  Higuera decía que gracias al “Che” tienen la carretera, que van turistas de muchas nacionalidades, y así obtienen algunos ingresos extras. Entonces le contesté, que si eso tienes con el “Che muerto, imagínate lo que hubiera sido con el Che vivo".

El reclamo por las pertenencias del Che
Ecuador, año 2016 DC: Cada cierto tiempo circulan por el mundo nuevas evidencias y documentos relacionados con el asesinato de Ernesto Guevara en Bolivia. Hace unos quince años fueron nuevas fotografías previas a su ejecución. Posteriormente, uno de los militares involucrados en el entierro clandestino del “Che” contó su versión de los hechos.

Todos los viajeros que llegan a La Higuera, Vallegrande o Samaipata buscan nuevos indicios como en el Museo Municipal de Vallegrande. Allí, entre las réplicas de la ropa que usó el Che, hay varias fotografías que reseñan la vida del guerrillero y otras de su ejecución que son poco difundidas. Entre ellas se distingue una de su morral, su fusil M1 (dañado por un disparo), sus abarcas (sandalias), y sus diarios personales.

El Dr. Palma, comenta que él tuvo acceso a una bóveda del Banco Central de Bolivia hace 22 años (1994) y vio una filmación del traslado del cuerpo del Che, seis rollos de fotos sin revelar y los diarios del guerrillero, además de otras pertenencias y documentos del grupo que lo acompañaba.

En esa travesía realizada en el año 2007, el Dr. Palma insistió ante los funcionarios del Gobierno Boliviano sobre estas pertenencias del “Che”, que para el Ejército son un botín de guerra, sin lograr resultados concretos sobre su paradero. Un alto oficial respondió: "¿Estás seguro que aún están allí ?…mejor vuélvete a tu país”.

Este 9 de octubre se cumplen cuarenta y nueve años de su muerte, y como recordatorio quería contarles parte de lo que me pasó con el “Che”.


Miguel Palma:
PhD. en Ciencias Naturales, MSc. En Geología, Ing. en Petróleos, y Master en Gestión de Riesgos. Natural de Mercedes, con más de 40 años de actividad en la exploración de recursos naturales en Latinoamérica. Investigador y académico de grado.

Franklin Vega: Periodista ecuatoriano. Fundador del Grupo Blanco Editores.

 

 

 

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 Noticiasmercedinas.com - Actualizado 05.10.16 2:13 PM

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